sábado, 14 de abril de 2012

Psicomotricidad

CONCEPTO DE PSICOMOTRICIDAD

Como concepción educativa, la psicomotricidad surge de la idea de que el desarrollo psicológico del niño se produce a través de la interacción activa del niño con el medio exterior, en una dirección que va desde lo más simple a lo más complejo, desde el conocimiento y control de su propio cuerpo al conocimiento y acción consciente sobre el mundo externo.

Esquema Corporal

La conciencia de todos los segmentos corporales y de sus posibilidades de movimiento es lo que permite la elaboración mental del gesto preciso a realizar previamente a su ejecución, y a la posibilidad de corregir los movimientos innecesarios e inadaptados.

Los elementos fundamentales y necesarios para una correcta elaboración del esquema corporal son: el control tónico, el control postural, el control respiratorio y la estructuración espacio-temporal.

Control Postural:

El equilibrio o Control Postural es uno de los componentes fundamentales del esquema corporal, y reposa sobre las experiencias sensomotoras del niño.

Es preciso señalar que la actitud equilibrada no se corresponde con un equilibrio en el sentido físico del término, sino que es un desequilibrio permanente pero constantemente compensado, que asegura una disponibilidad inmediata en todos los sentidos.


Tonicidad:

La ejecución de un acto motor de tipo voluntario implica el control del “tono” de los músculos, control que tiene su base en las primeras experiencias sensomotoras del niño.

Para realizar cualquier movimiento o acción corporal es necesario que unos músculos alcancen un determinado grado de tensión, así como que otros se inhiban o relajen. Esta tensión no es de una intensidad constante, sino infinitamente variable en cada músculo y armonizada en cada momento en el conjunto de la musculatura en función de la estática y de la dinámica general del individuo.

Para desarrollar el control de la tonicidad utilizaremos ejercicios que proporcionen al niño la máxima diversidad de sensaciones posibles de su propio cuerpo, en diversas posiciones (de pie, sentado, a gatas…), en actitudes estáticas o en desplazamientos, y todo ello con distintos grados de dificultad que exijan al niño adoptar para cada uno de sus segmentos corporales diversos grados de tensión muscular. Además, merece una atención especial en este sentido el uso de ejercicios de relajación.

Control Respiratorio:

La respiración habitual se encuentra regulada por el autorreflejo pulmonar y por los centros respiratorios bulbares, que adaptan de una manera automática la respiración a las necesidades de cada momento.

No obstante, la respiración también se encuentra sometida a influencias corticales, conscientes e inconscientes, sobre las que se puede ejercer una influencia psicomotriz.

Dada la importancia de la respiración sobre procesos psicológicos fundamentales como la atención y las emociones, su educación puede resultar esencial, ya que la adquisición de una respiración nasal adaptada en amplitud y frecuencia a cada tipo de tarea y el control de las emociones a través de la respiración es el resultado de un proceso de aprendizaje que se va consiguiendo paulatinamente, y no un proceso automático del que se disponga ya desde el nacimiento.

Para lograr adquirir un control consciente de la respiración, que se convierta progresivamente en un proceso automático, utilizaremos diversos ejercicios de inspiraciones y espiraciones, de retención, en diversos estados de reposo y esfuerzo, tendentes a afianzar la respiración nasal, desarrollar la amplitud y capacidad respiratoria y controlar su frecuencia.


Estructuración espacial:

La noción del espacio no es una noción simple, sino una noción que se elabora y diversifica progresivamente en el transcurso del desarrollo psicomotor del niño.

Es, en principio, la diferenciación del Yo corporal con respecto al mundo exterior. A partir de la percepción del propio cuerpo, y sobre esta base de referencia, es cuando puede ser percibido el espacio exterior. El espacio externo, es, por tanto, percibido primero como una distancia del yo y una dirección respecto del yo.

A partir de esta dirección bimensional (propioceptiva y exteroceptiva) la noción espacial se hace una abstracción, un proceso mental que se apoya en la memoria de anteriores vivencias y en su extrapolación.


Estructuración temporal.

La organización del tiempo es otra de las bases fundamentales del desarrollo psicomotor. El tiempo está al principio íntimamente ligado al espacio. Es la duración que separa dos percepciones espaciales sucesivas. Por tanto, la noción del tiempo debe seguir la misma evolución que la noción de espacio, pasando sucesivamente desde el tiempo gestual a la relación corporal entre el yo y el objeto y, más tarde, a la relación de objeto a objeto.

Pero este tiempo es inmaterial, no puede ser objetivizado ni expresado en su duración más que por el sonido. Cuando el sonido vuelve o se acentúa a intervalos regulares, se hace estructura rítmica.

La educación consistirá en buscar la puesta en concordancia entre la percepción auditiva y la percepción propioceptiva, es decir, entre el ritmo sonoro y el gesto.

El tiempo auditivo es en sí fugaz, no deja huella material, por lo que es útil materializarlo por medio de signos, es decir, por la transcripción gráfica.

Actividades: La estructuración temporal será desarrollada a través de actividades fundamentalmente rítmicas, cuyo valor educativo es verdaderamente importante, por cuanto desarrollan en el niño sus procesos de inhibición.
El cuerpo del niño es la fuente inicial de todo conocimiento.

A través del movimiento corporal el niño aprende a reconocerse a sí mismo y a conocer el mundo que le rodea, en una dimensión tanto física como afectiva.


Se ha dicho que el movimiento es el pensamiento en acción. En efecto, parece que el movimiento sea la primera forma de pensamiento, la que condiciona la aparición del pensamiento abstracto. Es por tanto, simultáneamente, un producto del psiquismo y un factor de construcción y modelado de este último.

Desde el punto de vista educativo, el papel de la educación psicomotriz está en función de las etapas de desarrollo del niño.

En un primer momento jugará un papel central en cuanto que constituye el fundamento del desarrollo afectivo e intelectual.

Más tarde mantendrá una estrecha relación con diversas actividades escolares con las que colaborará simultáneamente al desarrollo integral de la personalidad.


La actividad musical, por su parte, ofrece así mismo múltiples aspectos que favorecen el adecuado desarrollo de la Educación Psicomotriz.

La Música como estímulo sonoro exterior, al entrar en contacto con las zonas receptivas del niño (sentidos, afecto, mente) tiende a penetrar e interiorizarse, induciendo a un mundo sonoro interno (reflejo directo o representación de aquél) que a su vez tenderá naturalmente a proyectarse en forma de respuesta o de expresión musical.

Inicialmente, la sensación musical provoca una respuesta motriz. De acuerdo con las distintas calidades receptoras del niño y sin intervención de la conciencia mental, los datos musicales serán registrados con mayor o menor nitidez y prolijidad, progresivamente separados sus elementos, simplificados, recompuestos, organizados, fijados, en un proceso perceptivo.


En una segunda etapa, donde se produce una progresiva y natural diferenciación de los elementos musicales, el niño manifiesta a través del lenguaje hablado una respuesta de carácter marcadamente afectivo al estímulo musical. Esta participación afectiva conlleva una respuesta de manipulación espontánea del material sonoro, especialmente a través del canto.


Por otra parte , la música contribuye esencialmente al desarrollo de la Educación Psicomotriz aportando innumerables actividades, basadas generalmente en el juego, que favorecen la adecuada coordinación y control psicomotor, a través de una dimensión rítmica fundamental

La experiencia motriz que aporta el niño al acceder al Curso de Iniciación Musical constituye una base del conocimiento, que evoluciona desde una dimensión espontánea a una dimensión progresivamente consciente y racionalizada, sin dejar nunca de lado el valor emocional que dicha actividad conlleva

La exploración directa en un ambiente musical y el contacto con los instrumentos permitirá el dominio del tiempo y el espacio, prolongando su gesto corporal en todas las direcciones, encontrándose con los gestos de los otros y hallando de esta manera una forma de comunicación.



La Música constituye un elemento esencial en el desarrollo de este proceso, bien como acompañamiento de la actividad, como apoyo al gesto, como sugerencia o como eje organizador del movimiento.